No se podían esperar mejores resultados. El Gran Colisionador de Hadrones (LHC) ha conseguido recrear en una semana 10 millones de «mini Big Bang», las condiciones, a pequeña escala, en las que se originó el Universo hace casi 14.000 millones de años, según han anunciado los físicos del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN). El trabajo de la «máquina de Dios», absolutamente espectacular, resulta una herramienta sin precedentes para conocer en un futuro cuáles fueron los inicios del cosmos y de qué está compuesta la materia.
El LHC, un enorme tubo circular de 27 kilómetros situado bajo tierra en la frontera entre Suiza y Francia, cerca de Ginebra, ha provocado que partículas diminutas de la materia colisionen a una velocidad sólo computable como una nano-fracción inferior a la de la luz. «Está funcionando extremadamente bien», afirma el portavoz del CERN James Gillies. «Estamos recibiendo una gran cantidad de datos para que los analistas de laboratorios de todo el mundo les hinquen el diente, aunque podrían pasar meses o años antes de surga algo nuevo».
Los científicos del CERN pretenden mantener el actual nivel de alta energía del acelerador, en el que actualmente se registran 100 colisiones de partículas por segundo, el doble que en el primer día de altísima potencia, el pasado 30 de marzo, cuando los haces de partículas fueron inyectados por primera vez en el LHC a una energía de 7 TeV (teravoltios) y se consiguió el primer el primer Big Bang de laboratorio. Las colisiones crearon simulaciones a pequeña escala de la explosión primigenia que ocurrió hace 13.700 millones de años, cuando se cree que se formó el universo.



Es increible lo que el ser humano es capaz de hacer.

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